Versioneando... Arroz al horno

Le falta el tomate en rodajas, pero porque ya lo había convertido, lo leerás en Truco de la casa.

Sin duda éste es uno de los platos más típicos y queridos en las casas valencianas. Es un clásico incluso mayor que la paella, pero menos conocido o con menos fama.

Originariamente su elaboración era una forma de aprovechar los restos del puchero (cocido valenciano) del día anterior. Actualmente es más extendida la receta en la que se compran los ingredientes a propósito de este plato. Y ésta es la versión que yo os voy a enseñar esta vez, pero tranquilos, que ya pondré la tradicional.

También se denomina Cassola a este plato, por realizarse en cazuela de barro, y aunque no es obligatorio, queda mucho mejor en este tipo de recipiente.

Que no se me agobien los puristas, por favor, el cocinar debe ser un placer, no un examen a vida o muerte.

Ingredientes (para 4 personas aprox):
- 400 g de arroz redondo o bomba (por favor, nada de arroces vaporizados o cosas de esas)
- 250 g de costilla de cerdo troceada
- 150 g de panceta de cerdo con poca grasa, también troceada
- 2 morcillas de carne o cebolla
- 4 longanizas de cerdo tipo Requena (opcional)
- 2 tomates en rama maduros
- 150 g de garbanzos cocidos
- 2 patatas medianas
- 1 cabeza de ajos
- 1 l de caldo de cocido o pollo (casero a ser posible)
- tomillo
- romero
- azafran
- pimentón dulce
- sal
- pimienta
- aceite de oliva virgen extra

Preparación:
1. Precalentamos el horno a 240ºC por arriba y abajo, sin ventilador. Ponemos a calentar el caldo a fuego medio-bajo y le añadimos el azafrán para que vaya soltando el color y el sabor.
2. Ahora vamos a acondicionar las patatas. Pelamos y eliminamos posibles imperfecciones, lavamos y cortamos en rodajas de 1 cm de espesor. Calentamos abundante aceite de oliva virgen extra junto con la cabeza de dientes entera. Cuando el aceite esté bien caliente, freímos a fuego fuerte las rodajas de patata. No queremos que se hagan por dentro, si no que se doren bien por fuera. Una vez doradas, las sacamos a un papel absorbente o las ponemos en un colador para que suelten el exceso de aceite. Salpimentamos.
3. En nuestra cazuela de barro, pondremos un par de cucharadas de aceite de oliva y frotaremos la base con un diente de ajo. Cuando se caliente el aceite, pondremos a dorar las costillas de cerdo, la panceta troceada y las longanizas cortadas por la mitad. Doraremos a fuego medio-alto. ¡Cuidado! Las cazuelas de barro son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura.
4. Dorada la carne, salpimentamos, incorporamos las morcillas con la piel pinchada con un cuchillo para que no revienten demasiado e incorporamos los garbanzos. Mezclamos bien y calentamos junto a la carne ya dorada.
5. Sofreímos el arroz hasta que esté translúcido. Ponemos el pimentón dulce, damos un par de vueltas y añadimos el doble (y un poquito más) de nuestro caldo caliente. Distribuimos bien, salamos y colocamos los tomates cortados a rodajas y nuestras patatas que habíamos dorado.
6. Metemos con cuidado al horno, le damos un meneito para asegurarnos que esté todo bien distribuido, rectificamos de sal y horneamos entre 15 y 25 minutos, dependerá de la potencia de vuestro horno. Lo mejor es ir vigilando, al menos las primeras veces hasta que cojamos el punto a nuestro horno.
7. Una vez esté el arroz casi en su punto, lo sazonaremos con tomillo y romero. Ya en su punto, sacaremos la cazuela de barro del horno, la pondremos sobre un salvamanteles y dejaremos reposar durante 5 o 10 minutos. Servimos al gusto.
8. Comemos y a disfrutar ^_^

Nos leemos... ¡buenas cocinillas a todos!

Trucos y Sugerencias:
- Mientras reposa el arroz, con el ajo que se habrá ablandado-medio confitado y con el tomate haremos una especie de salsa. La cabeza de ajos la cortamos por la mitad y extraemos la pulpa. A los tomates les quitamos la piel y, si queréis, el exceso de pepitas. Lo aplastamos todo junto con un tenedor y le añadimos una pizca de sal, la pimienta que más nos guste recién molida (yo uso la pimienta rosa), una pizca de tomillo y romero), un chorrito de aceite de oliva virgen extra y unas gotitas de limón. Está de vicio, si bien no es muy ortodoxo jajajaja
- La cazuela ideal es una cazuela de barro redonda y con base totalmente plana, pues así se cocinará más uniformemente. Asimismo es importante que el culete de la cazuela no esté barnizado por el exterior para que el fuego se distribuya mejor.
- Si no tienes cazuela de barro o no te gusta usarlas porque son muy delicadas, siempre puedes usar una fuente rustidera para horno, de esas metálicas.
- Si no tienes cazuela de barro y te apetece comprártela, acuérdate de curarla. No, no... no me refiero a ponerle una tirita, me refiero a prepararla para el calor. ¿Cómo? Durante las 24 horas anteriores a su primer trabajo, la mantendremos sumergida en agua del tiempo. Transcurridas las 24 horas, secamos y lista para usar. Aunque según algunas abuelas, también es conveniente frotarle por fuera al culete de la cazuela, con un diente de ajo...

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